La capacidad de obrar en el Código Civil
La capacidad de obrar de una persona está íntimamente ligada con la capacidad jurídica de esta. De hecho, una no podría existir sin la otra y viceversa. Esto no significa que ambos conceptos deban darse de forma simultánea. De hecho, muchos serán los casos en los que esto no suceda y, únicamente, una de ellas esté presente en la persona.
Existen determinadas normas que aluden a la capacidad de obrar de las personas y le otorgan un contenido más específico según la materia. Aunque como concepto sea común a todas ellas, una norma puede decidir restringir el concepto de forma justificada.
¿Qué es la capacidad de obrar?
Según el Código Civil, la capacidad de obrar de una persona se vincula con la posibilidad de ejercer los derechos y deberes jurídicos que las Leyes le han reconocido. Bajo esta premisa, es importante señalar que no todas las personas tienen plena capacidad para actuar. Atendiendo a las circunstancias personales de cada una de ellas, podremos encontrarnos con ciertas limitaciones.
La capacidad de obrar se adquiere una vez cumplida la mayoría de edad, lo que en España se sitúa en los 18 años. A partir de esta edad, una persona podría llevar a cabo todos y cada uno de los diferentes derechos que el ordenamiento jurídico les reconoce. Desde firmar un préstamo hipotecario hasta votar. Igualmente, también aplica para las obligaciones derivadas de las leyes. Una persona adulta puede cometer un delito de daños y ser castigado conforme al Código Penal, precisamente porque cuenta con plena capacidad de obrar.
Diferencia entre capacidad jurídica y capacidad de obrar
Como hemos señalado, esta capacidad es la posibilidad de ejercitar los derechos y obligaciones reconocidos por la Ley, atendiendo a las circunstancias personales de cada uno. Pues bien, esta idea nace sobre otro concepto mucho más esencial: la capacidad jurídica. La normativa reconoce determinados derechos y obligaciones por el mero hecho de ser una persona adulta. Tanto da si podemos o no ejercitarlos por nosotros mismos (capacidad de obrar), lo importante es que poseemos dichos derechos (capacidad jurídica).
A diferencia de la capacidad jurídica, la capacidad de obrar puede verse limitada según los casos. Esto sucede con las personas incapacitadas que quedan bajo la tutela de un, valga la redundancia, tutor legal. Será este quien llene de contenido la capacidad para actuar de la persona incapacitada, permitiéndole ejercitar los derechos y obligaciones que por sí mismo no puede.
Otro ejemplo de capacidad de obrar prematura lo constituye la emancipación. Cuando un menor de 18 años, pero mayor de 16, se emancipa, adquiere desde ese mismo momento la mayoría de edad. Es ahí cuando recibe la plena capacidad, aunque no cumpla con la edad mínima exigida por la Ley.
La capacidad de obrar en la Ley 39/2015
Según hemos indicado, la plena capacidad puede ser desarrollada por distintas normas según los campos en los que estemos. Así, por ejemplo, la capacidad de obrar en la Ley 39/2015, reguladora del Procedimiento Administrativo Común, está regulada de forma específica en el artículo 3. De cara a esta Ley y a poder actuar frente a los organismos públicos, se considera que tiene capacidad de obrar:
- Las personas físicas que ya ostenten la plena capacidad de obrar conforme a las normas civiles, es decir, que tengan cumplida la mayoría de edad o se trate de menores emancipados.
- Los menores de edad sin asistencia de quien ostente la patria potestad, la tutela o la curatela, en aquellos casos que resulten de su interés cuando estén permitidos por Ley. Lógicamente, de aquí se excluyen los menores incapacitados.
- Por último, cuando se indique expresamente por Ley, los grupos de afectados, las uniones y entidades sin personalidad jurídica y los patrimonios independientes o autónomos.
Este régimen de capacidad de obrar que hace esta concreta norma no impide que se puedan dar casos de representación entre particulares. De hecho, el artículo 5 de la Ley así lo establece.
Ejemplos de capacidad de obrar
Si queremos hablar de ejemplos de capacidad de obrar de las personas, son cientos los casos que podríamos mencionar. Hay que tener en cuenta que esta capacidad no está vinculada a ningún derecho en concreto. Únicamente contar con ella, nos convierte en personas capaces.
Sin embargo, esto no impide que la norma de la que dimana el derecho en cuestión decida imponer una serie de requisitos sin los que no sería posible ejercitar el derecho reconocido. Aun así, tampoco podríamos hablar de capacidad de obrar mermada, ya que es un concepto anterior y mucho más básico: es la posibilidad de ejercer los derechos y obligaciones si se cumplen las condiciones exigidas.
Comprar un inmueble o renunciar a una herencia es un ejemplo de capacidad de obrar plena. Como también lo es votar en las elecciones, firmar un contrato de trabajo sin necesidad de autorización por parte de tus padres o sacarte una licencia de armas.